Psicología positiva aplicada a la educación

grupo de jóvenes reunidos hablando

A finales del siglo pasado, concretamente en 1998, tuvo lugar el inicio formal de la Psicología positiva con la conferencia inaugural impartida por Martin Seligman, para su periodo presidencial de la Asociación Americana de Psicología (APA).

En 2003 Seligman presentó un modelo teórico y práctico de tres vías (vida placentera, vida comprometida y vida significativa) en la que fue su primera publicación de Psicología Positiva, el libro La auténtica felicidad (2003). Sin embargo, después de diez años de investigaciones poniendo en práctica los supuestos de este modelo, el mismo Seligman presentó una revisión de su teoría de la felicidad en su último libro Flourish (2011), traducido al español como La vida que florece.

En la reformulación de su teoría Seligman considera que el núcleo de la Psicología Positiva pasa a ser el bienestar en lugar de la felicidad; y que el patrón de medida y el objetivo dejan de ser la satisfacción con la vida para ser ahora el crecimiento personal. De esta manera, el constructo bienestar en esta nueva teoría, consta de cinco elementos que forman el acrónimo PERMA en inglés: Positive emotion (emoción positiva), Engagement (entrega), Relationships (relaciones), Meaning and purpose (sentido) y Accomplishment (logros).

Mientras que en el primer modelo Seligman se quedaba en un monismo finalista buscando la felicidad de forma subjetiva para alcanzar la satisfacción con la vida en una vida significativa, esta segunda formulación ya es una teoría dimensional, dinámica y objetiva al buscar el aumento del crecimiento personal para llegar a una vida lograda.

La novedad de la Psicología Positiva implica el poner de relieve la importancia de potenciar la construcción de los aspectos positivos del ser humano y, de este modo, llenar la vida de las personas de felicidad y bienestar a través del desarrollo de las fortalezas personales. Y es por ello por lo que nos ofrece un verdadero potencial para aplicarlo a nuestros alumnos.

Por otro lado, la Psicología Positiva tiene vínculos con otras corrientes o teorías psicológicas que han estudiado conceptos integrantes o relacionados con la misma, como son los planteamientos de Abraham Maslow, de Carol Ryff y Viktor Frankl. De acuerdo a esto, las tres vías que propuso Seligman para la felicidad y los elementos del modelo PERMA posterior concuerdan con el planteamiento de los caminos propuestos por Frankl para dotar de sentido la vida personal. Ambos autores aseguran que el hombre tiene el poder de dar sentido a su vida, desarrollando las virtudes o fortalezas personales, según el primero, o descubriendo su vocación o misión, según el segundo. Fusionando ambas perspectivas nace la Cognición Instruccional Positiva (en adelante CIP), formulación teórico-práctica que pretende ser, a través de programas instruccionales, una guía aplicada para el desarrollo de las competencias vitales, de la felicidad y del bienestar de la persona. Este desarrollo de la persona debe ser entendido como crecimiento integral de todas las dimensiones que la conforman y del desarrollo de la tridimensionalidad competencial de la formación integral: Saber, Saber hacer, Saber ser.

Además, en consonancia con lo propuesto por la Comisión Europea, se fundamenta en la educación en competencias del Espacio Europeo de Educación Superior (E.E.E.S.), que propone una educación integral a través del cultivo de las fortalezas personales para llegar a la felicidad y el bienestar perseguido por la Psicología positiva, y a la vida llena de sentido, meta del modelo de Viktor Frankl.

Lo que plantean los estudios sobre la aplicación de esta corriente a la educación es:

– Reflexionar sobre la educación integral que debe ofrecer el EEES, centrada en las competencias: habilidades, conocimiento, valores y actitudes.

– Considerar las posibilidades de desarrollo de la Psicología Positiva en el ámbito educativo y exponer algunas de las experiencias que hasta ahora se han llevado a cabo por diversos investigadores.

– Exponer la propuesta de la Cognición Instruccional Positiva y el programa instruccional derivado de la misma, para desarrollar las fortalezas personales, el bienestar y la felicidad, y mejorar así las competencias vitales.

Además, Seligman y cols. señalan en su investigación tres razones por las que el bienestar debería enseñarse en los colegios. La primera es el gran número de casos de depresión entre los jóvenes; la segunda, como un vehículo para aumentar la satisfacción con la vida, y la tercera, como una ayuda para mejorar el aprendizaje y el pensamiento creativo. Y citan estudios realizados en años recientes que revelan que el bienestar mejora el aprendizaje (propósito tradicional de la educación) y que la actitud positiva aumenta la capacidad de atención, el pensamiento creativo y el pensamiento holístico.

También podemos señalar programas ya implementados y con resultados, como son los realizados por el mismo Seligman y colaboradores (2005): el Programa de Resiliencia de Pen (PRP); y los efectuados en España: Programa Aulas Felices (Arguís y cols., 2010) entre otros.

Lo contemplado hasta ahora nos muestra que la Psicología Positiva puede llevar a un replanteamiento de la educación ya que es el espacio apropiado para el desarrollo de las fortalezas personales de los niños y jóvenes. Desde esta perspectiva podría hablarse de Escuelas Positivas, como señalan Moreno y Gálvez (2010), donde la posible originalidad que introduce esta corriente de la Psicología en la educación es su énfasis en la coordinación de tres objetivos complementarios como son el organizacional, caracterizándose por la eficacia y eficiencia; el profesional, por la motivación y satisfacción de sus maestros; y el escolar, por el desarrollo instruccional y personal de los alumnos.

Algunas de las fortalezas a desarrollar o promover en las escuelas, según Seligman, podrían ser las siguientes:

Este post lo que pretende es que seamos conscientes de lo importante que es la parte psicológica de los alumnos, no solo las emociones, sino las motivaciones, valores y virtudes. Pues en nuestro centro siempre pretendemos que el desarrollo de los idiomas vaya acompañado del mental o cognitivo, pues un alumno feliz, motivado y confiado en sus capacidades, es un alumno con mayor rendimiento y mejores resultados. ¿Estáis de acuerdo?

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Fuente: http://refiedu.webs.uvigo.es/



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