Psicología e idiomas

Actualmente se acepta que los rasgos psicológicos pueden favorecer u obstaculizar el aprendizaje. La adquisición de un idioma no escapa a esta consideración, más aún si se utiliza como método el Enfoque Comunicativo, que en todo momento pone a prueba la personalidad de los participantes al exigirles la interacción social como sistema de aprendizaje. Pues el aprendizaje de idiomas es diferente al aprendizaje de otras materias debido principalmente al carácter social de dicha empresa y a que el lenguaje pertenece a toda la esencia social de la persona, es una parte de su identidad y se utiliza para transmitir esta identidad a otras personas.

Las siguientes dimensiones de la personalidad han sido consideradas relevantes para el aprendizaje de idiomas: extroversión / introversión, capacidad para asumir riesgos, tolerancia con la ambigüedad, empatía (como capacidad para ponerse en la situación del otro), autoestima e inhibición.

Es evidente que en una clase de idiomas que se quiera participativa no sólo debemos organizar contenidos lingüísticos, sino que debemos estar pendientes de los aspectos psicológicos y de motivación de los alumnos.  Dicho de otra manera: por muy bien que organicemos los aspectos lingüísticos de nuestras enseñanzas, de nada servirá si los alumnos no quieren o no pueden participar por problemas de ansiedad o de falta de seguridad en sí mismos.

“SE ME DAN MAL LOS IDIOMAS”. LA FALTA DE AUTOESTIMA

Dentro de los rasgos de personalidad que presentan los alumnos, es un hecho probado que el nivel de autoestima incide directamente en el aprendizaje.  La autoestima del individuo es considerada por Maslow una necesidad de supervivencia junto a las necesidades fisiológicas básicas como la comida y el sueño, la necesidad de seguridad personal y de intimidad.  Maslow organiza las necesidades de la siguiente manera: necesidades de autorrealización (dar lo que uno es capaz, autocumplimiento); necesidades de autoestima (autovalía, éxito, prestigio); necesidades de aceptación social (afecto, amor, pertenencia y amistad); necesidades de seguridad (seguridad, protección contra el daño) y necesidades fisiológicas (alimentación, agua, aire).

autoestima y aprendizaje idiomas

Para favorecer la autoestima en el aula, se pueden seguir unas siguientes pautas generales:

1. Reconocer los éxitos de cada alumno.

2. Mantener altas expectativas para cada alumno.

3. Contar con su opinión en la toma de decisiones sobre reglas, lecciones y evaluación.

4. Usar diversos programas de trabajo cooperativo.

5. Asesorar y apoyar a los alumnos en la identificación de sus puntos fuertes.

6. Reconocer sus cualidades y contribuciones dentro y fuera de clase.

7. Ayudarles a comprender que la reflexión forma parte del proceso de aprendizaje al ofrecer información para trabajar mejor en el futuro.

LA ANSIEDAD EN LA CLASE DE IDIOMAS

No es fácil determinar la importancia que tienen los componentes afectivos en el aprendizaje de idiomas, pero lo que sí parece probado es que la ansiedad puede llegar a bloquear cualquier actuación humana, también el aprendizaje.

Existen alumnos que se muestran bloqueados por su propio estado de ansiedad y son incapaces de llevar a cabo algunas de las tareas típicas del aula de idiomas, sobre todo las intervenciones orales. Estos casos están relacionados con la timidez, la falta de confianza en las propias posibilidades y las malas experiencias de aprendizaje en el pasado.

Pautas para reducir ese estado de ansiedad, entre las que destacan fomentar la autoestima, impulsar la asunción de riesgos y la tolerancia de la ambigüedad, reducir la competitividad, realizar exámenes razonables con ejercicios conocidos, etc. Además que los alumnos acepten la ansiedad como un estado transitorio y es importante insistir en la importancia de respetar los estilos de aprendizaje y las diferencias personales para conseguir reducir la ansiedad.

Por último, el modo en que organizamos el trabajo en el aula puede ayudar a crear un clima de tranquilidad o generar nerviosismo. Es importante tener en cuenta los estudios sobre la organización física del aula y las técnicas de dinámica de grupos para intentar crear un ambiente lo más acogedor posible.

LA EXTROVERSIÓN Y LA INTROVERSIÓN

Desde el punto de vista de la enseñanza comunicativa, la extroversión tiende a asociarse con logros en el terreno de la adquisición de idiomas y la introversión tiende a verse como un aspecto que perjudica la adquisición, al mostrar los individuos introvertidos menos disposición a participar en intercambios orales. Esto se traduce en menos práctica y en menos oportunidades de retroalimentación. Para una metodología como el Enfoque Comunicativo que da mucha importancia a la participación oral en debates, simulaciones, trabajo en grupo y en parejas, exposiciones, etc., la introversión puede suponer un obstáculo importante.

Es posible organizar la clase evitando la improvisación y dando tiempo a la preparación de las actividades que provoquen más tensión, de modo que los alumnos introvertidos cuenten con el apoyo de compañeros más desinhibidos. Lo importante es evitar poner en evidencia a los alumnos introvertidos delante de la clase.

LA ASUNCIÓN DE RIESGOS

Igual que sucede con la introversión y la extroversión, la capacidad para asumir riesgos ha sido vista como un aspecto siempre positivo de la personalidad en el aprendizaje de idiomas. Ha sido una metodología centrada en el deseo de estimular la comunicación entre los alumnos la que ha situado este rasgo de la personalidad en tan alta estima. En cambio, la psicología tiene sus reservas al respecto. Desde el punto de vista de los enfoques comunicativos, un alumno deseoso de asumir riesgos va a lanzarse a participar en situaciones orales aunque no esté seguro de lo que sabe. Al aceptar el reto, va a establecer la comunicación y va a encontrar oportunidades para practicar, aprender y ser corregido, de modo que el riesgo que ha asumido acaba favoreciendo su aprendizaje. Por ello, este aspecto de la personalidad se asocia siempre con el buen estudiante de idiomas.

Algunos alumnos se manejan muy bien sin diccionario en la lectura y comprensión de textos con nuevo vocabulario, mientras que otros necesitan conocer de forma exacta los significados. Para ciertos alumnos resulta divertido intentar representar o incluso improvisar una situación mientras otros no soportan la idea y necesitan ensayar y pensar mucho antes de hablar.

Atender a estos aspectos supone un cambio de actitud del profesor hacia su papel en el aula, su relación con los alumnos y los objetivos que pretende conseguir con su actividad docente, si de verdad quiere favorecer la comunicación. Estos cambios no son siempre fáciles y exigen una formación más amplia del profesor que la que se ha venido dando hasta hace poco. Como señala Palacios Martínez, un docente de lenguas debe poseer distintos tipos de conocimientos, desde el propio de la lengua meta que enseña hasta diversas técnicas didácticas y metodologías, pasando por presupuestos elementales de la psicología y sociología así como los principios básicos de la adquisición de lenguas.

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